Hetalia-ShamanKing [Elite]

El último torneo para ser el rey de los chamanes se llevó a cabo hace 500 años, con desastrosas experiencias para todos aquellos participantes que acudieron en busca de su sueño. Quien ascendió a rey, desencadenó un matanza cegado por su propio poder, cayendo muchos chamanes en la batalla por detenerlo. La batalla se llevó a cabo en la Aldea Apache, la cual quedó arrasada por el fuego del combate. Cuando el chamán corrompido cayó, la Aldea Apache cerró sus puertas y desapareció de todo mapa. Nadie supo más de ellos y de esos jóvenes que quedaron en su interior.
Se llevaron a cabo expediciones para intentar encontrarla, sin éxito… La gente comenzó a hablar de que habría ardido por completo… De un día para otro los indios y los caídos desaparecieron de la mente de aquellos que una vez los habían admirado.



Un nuevo torneo para Shaman King va a llevarse a cabo. La Aldea Apache volvió a establecerse en un punto desconocido del mapa internacional y las preparaciones comenzaron. Los jóvenes oficiales fueron llamados a la tienda del jefe, arrodillándose y sentándose uno junto a otros, formando un círculo entorno al anciano con aquel tocado de plumas en su cabeza. Éste los observó, a sabiendas de que habrían oído los rumores, todos ciertos: los grandes espíritus se habían pronunciado.


-No diré nada. Es la hora. Os habéis estado preparando toda la vida para esto, oficiales del torneo para rey de los chamanes –los diez hombres y mujeres lo miraron, asintiendo con la cabeza. Más o menos entusiasmo aparecía por la cara de ellos-. Salid y buscad los candidatos para el torneo. Entre esos jóvenes se encuentra nuestro futuro rey.
-Sí, señor –dijeron todos a la vez, un par de gritos emocionados salieron de la boca de quienes nunca habían pisado el exterior de la aldea, echando a correr hacia el exterior de la tienda del jefe apache.
-Muy bien… que dé comienzo el torneo –el anciano juntó las manos y los grandes espíritus dieron el aviso.


Un cometa cruzó todo el mundo, dando el aviso a los chamanes del gran evento que iba a producirse en su sociedad. Las familias alzaron la mirada al firmamento, para luego llamar a los representantes de sus familias: los elegidos que irían al torneo donde uno de tantos, cumpliría su sueño.