Lost and Last - Afiliación Normal -

"Y la Tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo" Génesis 1:2

Más que parecer sacado del libro de los inicios, los sobrevivientes del Holocausto atestiguarían que bien podría ser parte de las crónicas del fin de los tiempos, del declive final de la Humanidad. Se cuenta que casi al terminar el año 2012 alguien cometió un error. Un impasse que no fue olvidado. Las discusiones no hicieron más que ir en escalada hasta que alguien, en algún lugar, ya nadie lo sabe con certeza, apretó un botón rojo, y el cielo se tornó del mismo color, reflejo de la sangre y las llamas en lo que pasó a la historia como el Día H.

El año se recuerda como un símbolo, nada más, pues ha pasado demasiado tiempo desde entonces. Los gobiernos cayeron, la anarquía reinó entre la población restante, y el tiempo dejó de contabilizarse. El que el sol hubiese estado oculto durante tiempo ciertamente tuvo su parte que ver en ello, y el concepto de día y noche se fue olvidando hasta desaparecer un par de generaciones después, quedando apenas en la neblina de leyendas pre-apocalípticas. Pasaron otras tantas generaciones antes de que algo parecido a un cambio en la iluminación en los cielos marcase el paso del tiempo, pero para entonces ya nadie sabía por cierto cuántos años habían pasado.

Quienes no murieron envueltos en fuego, víctimas de horribles heridas o de enfermedades degenerativas después de que el planeta se fuese, bastante literalmente, al infierno, intentaron seguir con sus vidas como mejor pudieron. Se formaron tres grupos relevantes: los militares, la mano de obra y los insurgentes. Los primeros tenían la ventaja de ser organizados y disciplinados, de haber estado bastante protegidos cuando el infierno se desató, y eventualmente tomaron el control sobre el resto de la población. Los últimos habían sufrido de primera mano la devastación causada por los poderes gobernantes y habían salido de entre las llamas transformados, decididos a no dejar que nunca más ocurriese nada parecido, a minar cualquier forma de control costase lo que costase. Los restantes sólo querían olvidar, dejar todo detrás y reconstruir, y tenían los medios y los conocimientos para hacerlo, al menos hasta cierto punto.

Entre todos ellos empezaron, poco a poco, a surgir personas con habilidades especiales. Fueron aumentando en número conforme las generaciones pasaban, eligiendo bandos o quedándose en aquellos donde aparecían, temidos, odiados, admirados y envidiados mientras el resto de la gente se iba acostumbrando a ellos y encontrándoles utilidad.

¿A qué nos lleva todo esto? El mundo ya no está en llamas, pero las estaciones son extremas. Las condiciones de vida son difíciles y en algunos casos aún desesperadas. La facción gobernante, la militar, ha adquirido más y más poder, y la presencia de los rebeldes ha influido grandemente en hacer que se volviese opresiva y controladora por necesidad. Y aún así hay gente que, normal o especial, todo lo que quiere es vivir en paz.

¿Formarás parte de la clase gobernante? ¿Lucharás contra ella? ¿Te preocuparás de que quede un planeta en el que vivir a pesar de los continuos enfrentamientos? La elección es tuya.