War in the S K I E S/ PJO./ {Confirmación Élite}

Dicen las leyendas que los viejos griegos creían en varios Dioses. Los cuales vivían en el Monte Olimpo, inalcanzable para cualquier mortal, y a los que se le rendían todo tipo de sacrificios y alabanzas. Contaban en esa época que si los hacías enfadar bajarían para hacerte una vida miserable, pero que si te portabas bien con ellos te recompensaría con buenas fortunas. Pero todas estas palabras se las llevo el viento, con el paso de los siglos. Los Dioses se vieron tentados a bajar a la Tierra, muchos dudaron pero terminaron haciéndolo. Convivieron varios años entre los humanos, los cuales ni creían en su existencia, todos los Dioses se vieron atraídos por la gran lujuria de la humanidad y se vieron unos años después teniendo hijos.

El campamento Half-Blood, el lugar en donde los semi-dioses solían entrenarse y lo que conocían como un segundo hogar (o solía serlo). El lugar en donde los semi-dioses podían utilizar sus dones sin ser tachados como fenómenos por la humanidad; el lugar perfecto en donde habían convivido durante un año. Sin embargo, los semi-dioses estaban aburridos de la rutina y no obedecían a sus padres en absoluto, ocasionando una eterna disputa entre ambos.

Guerra. Destrucción. Caos.

Es todo lo que quedó después de aquella guerra. El campamento no volvió a ser el mismo, al igual que las personas que habitaban en ellas. Incluso los Dioses se encontraron en una constante guerra, una que parece no desaparecer, formándose tres bandos al no encontrarse en un acuerdo común: Zeus, Poseidón y Hades, distintos por naturaleza y con fines que no coincidían. Los Dioses decidieron tomar sus propios bandos, cada uno eligió su camino en estos diferentes caminos.

En cambio, los semi-dioses se encontraban divididos. El campamento se encontró reducido a cenizas, y algunos decidieron esconderse bajo las ruinas de estas, creando su propia resistencia ante aquella persecución. Otros, en cambio, decidieron mezclarse entre los humanos, escapando a las universidades e institutos para no ser descubiertos; sin saber que indirectamente estaban perjudicando a los humanos, quienes se encontraban expuestos ante el peligro y algunos fueron capturados por los Dioses. E incluso, algunos semi-dioses se encontraban prisioneros en el tártaro, junto con los Dioses que decidieron cambiar de bando.

No existía confianza y la cacería aún continúa. La búsqueda por más, la sed de venganza. Los semi-dioses se encontraban y vivían por su propia cuenta, destinados a dejar sus familias con el único fin de protegerlos.
Nada volvió a ser como antes. Todo lo que conocían había desaparecido y sólo quedaba algo por hacer.

Sobrevivir.